martes, 5 de febrero de 2013

Corea de Huntington


Corea de Huntington (mal de san vito).

     En el pasado, no se diagnosticaba como tal esta enfermedad, de allí surgió el problema de que muchos individuos no sean conscientes de sus antecedentes familiares; sin embargo en el medievo, se conocía a esta y otras enfermedades similares (corea de Sydenham) como "el baile de san vito" pues las personas aquejadas de los movimientos espasmódicos característicos que dificultan la marcha peregrinaban a la capilla de San Vito, esperando que los curaran.

     Este término fue utilizado ya por Paracelso para denominar este tipo de movimientos involuntarios. Sin embargo, la descripción de esta especie morbosa como entidad específica fue cristalizando en el siglo XIX en diversas investigaciones hasta la publicación en 1872 del trabajo que hoy se considera la referencia clásica, On chorea, obra del médico norteamericano George Huntington (1850-1916).  Para Huntington, lo que distinguía precisamente esta afección de otras coreas descritas era tanto su índole hereditaria como la tardía instauración de los síntomas. George Huntington tenía tan sólo 22 años y apenas hacía uno que había obtenido su licencia para ejercer la medicina general del College of Physicians and Surgeons de Nueva York cuando publicó su artículo. Sin embargo, le precedía una larga tradición familiar de médicos que ejercieron la profesión como haría él en su ciudad natal de Easthampton, Long Island, Nueva York, y su breve experiencia profesional había asimilado las observaciones de su padre y de su abuelo acerca de esta dramática enfermedad y de las familias a las que afectaba. Es lo que parece que le permitió añadir este rasgo tan importante a la caracterización de la corea que hoy lleva su nombre, porque, según declaraba con modestia y cierta ingenuidad, no disponía de datos sobre la enfermedad fuera de Long Island y pensaba que quizá lo que describía no pasara de ser una mera curiosidad médica.

     La enfermedad o corea de Huntington es una degeneración cerebral que cursa con demencia progresiva y movimientos coreícos desde la juventud en que se inicia a la muerte que acaece 12-15 años después.

     La anatomía patológica señala una pérdida de células en el putamen y el  núcleo caudado en el mismo espacio nigroestriado que afecta la enfermedad de Parkinson pero en otros centros nerviosos.

     Por otro lado, así como  la enfermedad de Parkinson evidencia en su degeneración el fallo metabólico de una catecolamina, la dopamina, en la corea de Huntington son las cuatro, aminobutirato, acetilcolina y enzimas glutamico descarloxilasa y colinacetiltransferasa las que fallan, añadiendo un último factor no bien evidenciado pero probable: el exceso de dopamina.

     Algo más, recientemente se ha incorporado al conocimiento fisiológico de la enfermedad de Huntington mediante una evidencia que la PET (tomografía por emisión de positrones) ha dejado fuera de dudas la siguiente certidumbre: la hipocaptación de glucosa por parte del cuerpo estriado en la corteza cerebral de los afectados por enfermedad de Huntington.

Los neurotransmisores en la enfermedad corea de Huntington.


George Huntington quien describió los síntomas de la enfermedad en un artículo de 1872.

     En la investigación se relacionan la funcionalidad de los neurotransmisores en la enfermedad corea de Huntington, es decir, la implicación que tienen  en esta patología, siendo ante todo el resultado de una alteración genética de la cual se deriva la disfunción en la cadena metabólica de Tirosina a Adrenalina y la subsiguiente lesión cerebral.

     Puesto que sabemos que la síntesis de los neurotransmisores se establece a partir de la acción  metabolizante de una enzima (desoxigenasa) sobre un aminoácido (tirosina) de la que se deduce la DOPA o dihidrofenilalamina y que la acción de otra enzima (decarboxilasa) sobre la Dopa produce dopamina y que la acción de una tercera enzima (monooxigenasa) sobre dopamina produce noradrenalina y, finalmente, que la acción de una cuarta enzima (transferasa) produce adrenalina, vemos, por tanto, que se constituye una vía que además de contener el camino explicado: Tirosina à Dopa à Dopamina à Noradrenalina à Adrenalina, puede plantear el camino contrario y puesto que el juego enzimático y coenzimático es tan complejo se deducen posibilidades muy variadas de establecer disfunciones metabólicas que terminen en falta de dopamina, lesión cerebral, atrofia, degeneración y enfermedad de Huntington.

     La enfermedad de Huntington expresa, por tanto, la expansión patógena del gen IT15 y más precisamente dicho del trinucleótido C.A.G. (creatina, adenosina, guanina) que lo compone.

     Una repetición del nucleótido clonado de hasta 30 veces no resulta patógeno pero si este rango aumenta a entre 34 a 42 o más, determina riesgo de degeneración cerebral con la sintomatología de la Corea de Huntington.

     Así pues, la lesión genética induce alteración enzimática y esta a su vez lesión nerviosa central y corea de Huntington.

Rasgos característicos de la enfermedad.

     La enfermedad produce alteración cognoscitiva, psiquiátrica y motora, de progresión muy lenta, durante un periodo de 15 a 20 años. El rasgo externo más asociado a la enfermedad es el movimiento exagerado de las extremidades (movimientos coréicos) y la aparición de muecas repentinas. Además, se hace progresivamente difícil el hablar y el tragar. En las etapas finales de la enfermedad, la duración de los movimientos se alarga, manteniendo los miembros en posiciones complicadas y dolorosas durante un tiempo que puede prolongarse hasta horas.

     No obstante, los trastornos psíquicos graves, que anteceden normalmente a los musculares, son los rasgos característicos de la enfermedad. Ésta puede desencadenar episodios depresivos reiterados con repercusiones negativas en el entorno de allegados. Las facultades cognitivas disminuyen, así como la memoria, y la capacidad de concentración empeora. La enfermedad termina siendo causa de demencia en los pacientes. También, cabe decir que el sufrimiento acarreado por la propia enfermedad y sus secuelas puede conllevar deseos de suicidio.

Descubrimiento del gen: (datos).

     En 1983, seis grupos de investigación, entre los que destacó el de James Gussella, consiguieron aislar el gen de la huntingtina. Esta enfermedad es una de las primeras en las que los métodos de genética molecular ayudaron al descubrimiento de un marcador de ADN ligado al gen, lo que permite realizar diagnósticos presintomáticos e incluso prenatales de algunos individuos. La investigación de Gussella y cols. Fue una de las primeras en tener éxito en el uso de RFLPs (Polimorfismos en Longitud para Fragmentos de Restricción) para demostrar ligamiento y fue con la Enfermedad de Huntington.


     Al principio de la investigación se intentó identificar el ligamiento con marcadores protéicos en suero, pero no funcionó. Entonces, se encontró una población considerablemente amplia que padecía la enfermedad en la mayoría de sus miembros: la población venezolana de Maracaibo. Gracias a las muestras de ADN cedidas por sus miembros y a la suerte (en esta época había pocos marcadores polimórficos de ADN disponibles) se logró encontrar un marcador. La sonda G8, que fue una de las que se utilizó, encontró dos polimorfismos con la enzima de restricción Hind III. Se ha demostrado la relación entre la enfermedad y el locus marcador, y se ha establecido que la G8 mapea de 3 a 5 cM del gen de la huntingtina.
     Gracias a este gran descubrimiento en la eficacia de los RFLPs en mapeo de genes de enfermedades, cada día son más los trastornos monogenéticos que se consiguen localizar en una región cromosómica concreta. La importancia de esto radica en que da la oportunidad, por primera vez en muchos casos, de hacer diagnósticos presintomáticos o prenatales en los individuos en riesgo.

     La población más grande conocida con la Enfermedad de Huntington se encuentra en la región de la Costa Occidental del Lago de Maracaibo - Estado Zulia, en Venezuela, y se estima que llegó allí a principios del siglo XIX y que, como consecuencia de un efecto fundador, se ha mantenido y hay muchos miembros de la población que la padecen y los que no, tienen un alto riesgo de padecerla. Gracias a esta población, y a las muestras para análisis que cedieron sus miembros, en 1983, varios equipos de investigación entre los que cabe destacar el de J.F. Gusella, descubrieron mediante técnicas de ligamiento la localización exacta de esta enfermedad en el genoma humano. El gen responsable es el llamado «gen de la huntingtina» que encontramos cerca del telómero del brazo corto del cromosoma 4.

Tratamiento.

     No existe tratamiento que cure la enfermedad ni que impida la progresión. La medicación disponible se limita a contrarrestar la sintomatología, así como la cirugía cerebral puede disminuir considerablemente el progreso de la enfermedad.

     Contra los trastornos motores se recetan neurolépticos tipo tiaprida y tetrabenazina, que aunque orientados en principios a la psicosis esquizofrénica, limitan secundariamente los movimientos de los pacientes. También se usan bloqueantes de dopamina (fenotiacina, haloperidol) y otros medicamentos (amantidina, reserpina).

     Para los trastornos psíquicos se utilizan antidepresivos, sedantes y neurolépticos antipsicóticos.

     Además, existe un tratamiento de rehabilitación, psiquiátrico y psicológico, nutricional, y sobre todo, de apoyo social.

     Si se inicia el tratamiento farmacológico, las dosis de inicio de neurolépticos deberán ser bajas, por ejemplo, 0,5-1 mg/día de haloperidol o flufenacina. Las dosis pueden aumentarse gradualmente con incrementos mínimos (1 mg/día) hasta que se alivien los síntomas. Con concentraciones en suero de 2-5 ng/ml aparece mejoría, y corresponden a una dosis diaria de 1,5-10 mg/día. Dosis >10 mg/día de haloperidol producen solo pequeños o ningún beneficio que dosis menores. Si los pacientes presentan rigidez, acatisia o reacciones distónicas por el haloperidol o la flufenacina, fármacos menos potentes como la tioridacina pueden ser mejor tolerados. Sin embargo, los neurolépticos menos potentes son más sedantes, más anticolinérgicos y pueden causar más hipotensión postural que los más potentes.

     Se ha utilizado una gran variedad de fármacos para el control de la rigidez, espasticidad, y distonías pero sin mucho éxito. Una excepción es la toxina botulínica (IM), que se ha usado con bastante éxito en la distonía cervical en la EH juvenil.

     Clonacepam y valproato se han usado para las miclonías; y el valproato puede ser particularmente efectivo en pacientes jóvenes con EH con epilepsia más que en aquellos que presentan crisis primarias generalizadas. Como con otras crisis compulsivas, las secundarias a la EH deben ser evaluadas con un EEG.

     A la vista de este panorama fisiológico creemos necesario entender la lesión final como expresión de un terreno biológico alterado, posiblemente distinto en cada enfermo, pero sin duda con similitudes parciales. Entiéndasenos bien: es obvia la alteración fisiológica pero es, igualmente obvio que esta está sostenida por un ambiente biológico determinado.

     En la experiencia biológica se ha consensuado clínicamente la atrofia cerebral como la expresión de un “Viento sobre cerebro”, de un síndrome de “flacidez”, de un “cuadro de melancolía” o como un “síndrome de flemas”, es decir, se certifican cuadros distintos pero por combinación de los mismos factores a distintas proporciones.

     La observación clínica china esta llena de sutilezas biológicas y de precisiones sintomáticas que transforman el diagnóstico en un episodio deslumbrante.

     De este modo algo tan oscuro como las causas de la corea de Huntington se muestran evidentes al análisis en Medicina Tradicional China.

     La razón que explica esta degeneración cerebral se explica así:

1.     La atrofia cerebral específica es el resultado de una acción conjunta enzimática y neuroendocrina desde médula suprarrenal en la que una desarmonía funcional general produce más adrenalina que noradrenalina o lo hace de forma inapropiada (Vacío de Yin).

2.     Esta disfunción actúa sobre todo el árbol vascular muy sensible a exceso adrenalínico y específicamente en estos casos sobre el metabolismo enzimático del hígado al que induce una determinada hiperactividad que vierte su producción a la vena suprahepática que eleva su mensaje agresivo a cerebro (Viento de Hígado que se eleva).

3.     Ahora bien, esta vía metabólica, muy común, ha sido matizada explicando que establece su cadena patógena cuando la corteza suprarrenal expresa una pobre actividad (Vacío de Yang de Riñón) y por consiguiente el individuo produce tasas pobres de aldosterona, cortisol y corticoides sexuales lo que induce una debilidad general que abre paso a la acción patógena final contra cerebro.

4.     Finalmente, la observación clínica nos lega que el proceso degenerativo cerebral se hace más activo en dos circunstancias:

a)     El exceso mucoso epitelial en cerebro.

b)     La anemia o preanemia establecida.

     Se constituye, por tanto, un terreno biológico complejo que debe ser claramente evaluado y certificado en sus síntomas, signos y señales por todo terapeuta.

      Los remedios son:

·         B-5 (para equilibrar el Yin de Riñón).

·         B-4 (para repleccionar el Yang de Riñón).

·         B-2 (para inhibir el Viento de Hígado).

·         B-16 (para diluir el Estancamiento de Mucosidades).

·         B-9 (para enriquecer la esencia hepática decaída).

·         B-1000 (para nutrir el Qi cerebral). Para este preparado se estudian:

- Radix Poligoni Multiflori: Llena la energía vital. Tonifica H. y R.L. Nutre la Sangre.

- Hierba Artemisia Capillaris: Para diluir Humedad-Calor.      

- Rx Opiopogonis: Humedece el Pulmón. Aclara el Calor de Pulmón. Nutre Estómago. Promueve la producción de líquidos corporales.

- Ginseng: Para vigorizar el Qi. Para vigorizar Bazo y Pulmón. Para promover la producción de líquidos. Para calmar la mente y mejorar la actividad mental.

- Poligonati Rh: Para repleccionar el Yin. Para Humedecer el Pulmón. Para vigorizar el Qi en el Hogar Medio.

- Cornu Cervi: Para tonificar el Yang de Riñón. Para repleccionar la esencia vital y la sangre. Para fortalecer huesos y músculos.

- Rh Alismatis: Para producir diuresis. Para remover Humedad. Para eliminar Calor.

- Canela: Para estimular el Yang y Yang de Riñón. Diluye el frío y el dolor. Para deficiencia de Qi y Vacío de Sangre.

- Pueraria Rx: Para expeler lo malo de los músculos. Para el síndrome exterior con fiebre, cefalea, rigidez de espalda. Para promover líquidos y aliviar la sed. Para ascender la energía del Bazo.

     Es evidente que el manejo de seis preparados, es, en la práctica, difícil o inviable. Se impone, por tanto, una reducción que sintetice el efecto sin merma de su potencial. Para ello aprovechamos la fácil sinergia de B-5, B-2 y B-16 junto con B-1000.

    Repetimos en una próxima cura la misma técnica con B-4 y B-9 y mantenemos la B-1000 como acción complementaria.




1 comentario:

  1. Debemos recuperar mucho de la medicina ancestral, que la industrializacion y la vida moderna, ha olvidado a la naturaleza.

    ResponderEliminar