Corea
de Huntington (mal de san vito).
En el pasado, no se diagnosticaba como tal esta enfermedad, de allí
surgió el problema de que muchos individuos no sean conscientes de sus
antecedentes familiares; sin embargo en el medievo, se conocía a esta y otras
enfermedades similares (corea de Sydenham) como "el baile de san vito" pues las personas
aquejadas de los movimientos espasmódicos característicos que dificultan la
marcha peregrinaban a la capilla de San Vito,
esperando que los curaran.
Este término fue
utilizado ya por Paracelso para denominar este tipo de movimientos
involuntarios. Sin embargo, la descripción de esta especie morbosa como entidad
específica fue cristalizando en el siglo XIX en diversas investigaciones hasta
la publicación en 1872 del trabajo que hoy se considera la referencia clásica, On chorea,
obra del médico norteamericano George Huntington (1850-1916). Para Huntington, lo que distinguía
precisamente esta afección de otras coreas descritas era tanto su índole
hereditaria como la tardía instauración de los síntomas. George Huntington
tenía tan sólo 22 años y apenas hacía uno que había obtenido su licencia para
ejercer la medicina general del College of Physicians and Surgeons de Nueva
York cuando publicó su artículo. Sin embargo, le precedía una larga tradición
familiar de médicos que ejercieron la profesión como haría él en su ciudad
natal de Easthampton, Long Island, Nueva York, y su breve experiencia
profesional había asimilado las observaciones de su padre y de su abuelo acerca
de esta dramática enfermedad y de las familias a las que afectaba. Es lo que
parece que le permitió añadir este rasgo tan importante a la caracterización de
la corea que hoy lleva su nombre, porque, según declaraba con modestia y cierta
ingenuidad, no disponía de datos sobre la enfermedad fuera de Long Island y
pensaba que quizá lo que describía no pasara de ser una mera curiosidad médica.
La enfermedad o corea de Huntington es una
degeneración cerebral que cursa con demencia progresiva y movimientos coreícos
desde la juventud en que se inicia a la muerte que acaece 12-15 años después.
La anatomía patológica señala una pérdida
de células en el putamen y el núcleo caudado en el mismo espacio
nigroestriado que afecta la enfermedad de Parkinson pero en otros centros
nerviosos.
Por
otro lado, así como la enfermedad de Parkinson evidencia en su
degeneración el fallo metabólico de una catecolamina, la dopamina, en la corea
de Huntington son las cuatro, aminobutirato, acetilcolina y enzimas glutamico
descarloxilasa y colinacetiltransferasa las que fallan, añadiendo un último
factor no bien evidenciado pero probable: el exceso de dopamina.
Algo
más, recientemente se ha incorporado al conocimiento fisiológico de la
enfermedad de Huntington mediante una evidencia que la PET (tomografía por
emisión de positrones) ha dejado fuera de dudas la siguiente certidumbre: la
hipocaptación de glucosa por parte del cuerpo estriado en la corteza cerebral
de los afectados por enfermedad de Huntington.
Los neurotransmisores en la enfermedad corea de Huntington.
George
Huntington quien describió los síntomas de la
enfermedad en un artículo de 1872.
En la investigación se relacionan la
funcionalidad de los neurotransmisores en la enfermedad corea de Huntington, es
decir, la implicación que tienen en esta
patología, siendo ante todo el resultado de una alteración genética de la cual
se deriva la disfunción en la cadena metabólica de Tirosina a Adrenalina y la
subsiguiente lesión cerebral.
Puesto que sabemos que la síntesis de los
neurotransmisores se establece a partir de la acción metabolizante de una
enzima (desoxigenasa) sobre un aminoácido (tirosina) de la que se deduce la
DOPA o dihidrofenilalamina y que la acción de otra enzima (decarboxilasa) sobre
la Dopa produce dopamina y que la acción de una tercera enzima (monooxigenasa)
sobre dopamina produce noradrenalina y, finalmente, que la acción de una cuarta
enzima (transferasa) produce adrenalina, vemos, por tanto, que se constituye
una vía que además de contener el camino explicado: Tirosina à Dopa à Dopamina
à Noradrenalina à Adrenalina, puede plantear el camino contrario y puesto que
el juego enzimático y coenzimático es tan complejo se deducen posibilidades muy
variadas de establecer disfunciones metabólicas que terminen en falta de
dopamina, lesión cerebral, atrofia, degeneración y enfermedad de Huntington.
La enfermedad de Huntington expresa, por
tanto, la expansión patógena del gen IT15 y más precisamente dicho del
trinucleótido C.A.G. (creatina, adenosina, guanina) que lo compone.
Una repetición del nucleótido clonado de
hasta 30 veces no resulta patógeno pero si este rango aumenta a entre 34 a 42 o
más, determina riesgo de degeneración cerebral con la sintomatología de la
Corea de Huntington.
Así
pues, la lesión genética induce alteración enzimática y esta a su vez lesión
nerviosa central y corea de Huntington.
Rasgos característicos de la enfermedad.
La enfermedad produce alteración cognoscitiva, psiquiátrica y motora, de
progresión muy lenta, durante un periodo de 15 a 20 años. El rasgo externo más
asociado a la enfermedad es el movimiento exagerado de las extremidades
(movimientos coréicos) y la aparición de muecas repentinas. Además, se hace
progresivamente difícil el hablar y el tragar. En las etapas finales de la enfermedad,
la duración de los movimientos se alarga, manteniendo los miembros en
posiciones complicadas y dolorosas durante un tiempo que puede prolongarse
hasta horas.
No obstante, los trastornos psíquicos graves, que anteceden normalmente
a los musculares, son los rasgos característicos de la enfermedad. Ésta puede
desencadenar episodios depresivos reiterados con repercusiones negativas en el
entorno de allegados. Las facultades cognitivas disminuyen, así como la
memoria, y la capacidad de concentración empeora. La enfermedad termina siendo
causa de demencia en los pacientes. También, cabe decir que el sufrimiento
acarreado por la propia enfermedad y sus secuelas puede conllevar deseos de
suicidio.
Descubrimiento del gen: (datos).
En 1983, seis grupos de investigación,
entre los que destacó el de James Gussella, consiguieron aislar el gen de la
huntingtina. Esta enfermedad es una de las primeras en las que los métodos de
genética molecular ayudaron al descubrimiento de un marcador de ADN ligado al gen,
lo que permite realizar diagnósticos presintomáticos e incluso prenatales de
algunos individuos. La investigación de Gussella y cols. Fue una de las
primeras en tener éxito en el uso de RFLPs (Polimorfismos en Longitud para
Fragmentos de Restricción) para demostrar ligamiento y fue con la Enfermedad de
Huntington.
Al principio de la investigación se
intentó identificar el ligamiento con marcadores protéicos en suero, pero no
funcionó. Entonces, se encontró una población considerablemente amplia que
padecía la enfermedad en la mayoría de sus miembros: la población venezolana de
Maracaibo. Gracias a las muestras de ADN cedidas por sus miembros y a la suerte
(en esta época había pocos marcadores polimórficos de ADN disponibles) se logró
encontrar un marcador. La sonda G8, que fue una de las que se utilizó, encontró
dos polimorfismos con la enzima de restricción Hind III. Se ha demostrado la
relación entre la enfermedad y el locus marcador, y se ha establecido que la G8
mapea de 3 a 5 cM del gen de la huntingtina.
Gracias a este gran descubrimiento en la
eficacia de los RFLPs en mapeo de genes de enfermedades, cada día son más los
trastornos monogenéticos que se consiguen localizar en una región cromosómica
concreta. La importancia de esto radica en que da la oportunidad, por primera
vez en muchos casos, de hacer diagnósticos presintomáticos o prenatales en los
individuos en riesgo.
La población más grande conocida con la
Enfermedad de Huntington se encuentra en la región de la Costa Occidental del
Lago de Maracaibo - Estado Zulia, en Venezuela, y se estima que llegó allí a
principios del siglo XIX y que, como consecuencia de un efecto fundador, se ha
mantenido y hay muchos miembros de la población que la padecen y los que no,
tienen un alto riesgo de padecerla. Gracias a esta población, y a las muestras
para análisis que cedieron sus miembros, en 1983, varios equipos de
investigación entre los que cabe destacar el de J.F. Gusella, descubrieron
mediante técnicas de ligamiento la localización exacta de esta enfermedad en el
genoma humano. El gen responsable es el llamado «gen de la huntingtina» que
encontramos cerca del telómero del brazo corto del cromosoma 4.
Tratamiento.
No existe tratamiento que cure la
enfermedad ni que impida la progresión. La medicación disponible se limita a contrarrestar
la sintomatología, así como la cirugía cerebral puede disminuir
considerablemente el progreso de la enfermedad.
Contra los trastornos motores se recetan
neurolépticos tipo tiaprida y tetrabenazina, que aunque orientados en
principios a la psicosis esquizofrénica, limitan secundariamente los
movimientos de los pacientes. También se usan bloqueantes de dopamina
(fenotiacina, haloperidol) y otros medicamentos (amantidina, reserpina).
Para los trastornos psíquicos se utilizan
antidepresivos, sedantes y neurolépticos antipsicóticos.
Además, existe un tratamiento de
rehabilitación, psiquiátrico y psicológico, nutricional, y sobre todo, de apoyo
social.
Si se inicia el tratamiento farmacológico,
las dosis de inicio de neurolépticos deberán ser
bajas, por ejemplo, 0,5-1 mg/día de haloperidol o flufenacina. Las dosis pueden
aumentarse gradualmente con incrementos mínimos (1 mg/día) hasta que se alivien
los síntomas. Con concentraciones en suero de 2-5 ng/ml aparece mejoría, y
corresponden a una dosis diaria de 1,5-10 mg/día. Dosis >10 mg/día de
haloperidol producen solo pequeños o ningún beneficio que dosis menores. Si los
pacientes presentan rigidez, acatisia o reacciones distónicas por el
haloperidol o la flufenacina, fármacos menos potentes como la tioridacina
pueden ser mejor tolerados. Sin embargo, los neurolépticos menos potentes son
más sedantes, más anticolinérgicos y pueden causar más hipotensión postural que
los más potentes.
Se ha utilizado una gran variedad de
fármacos para el control de la rigidez, espasticidad, y distonías pero sin
mucho éxito. Una excepción es la toxina
botulínica (IM),
que se ha usado con bastante éxito en la distonía
cervical en
la EH juvenil.
Clonacepam y valproato se han usado para
las miclonías; y el valproato puede ser
particularmente efectivo en pacientes jóvenes con EH con epilepsia más que en aquellos que presentan
crisis primarias generalizadas. Como con otras crisis compulsivas, las
secundarias a la EH deben ser evaluadas con un EEG.
A la vista de este panorama fisiológico
creemos necesario entender la lesión final como expresión de un terreno
biológico alterado, posiblemente distinto en cada enfermo, pero sin duda con
similitudes parciales. Entiéndasenos bien: es obvia la alteración fisiológica
pero es, igualmente obvio que esta está sostenida por un ambiente biológico
determinado.
En
la experiencia biológica se ha consensuado clínicamente la atrofia cerebral
como la expresión de un “Viento sobre cerebro”, de un síndrome de “flacidez”,
de un “cuadro de melancolía” o como un “síndrome de flemas”, es decir, se
certifican cuadros distintos pero por combinación de los mismos factores a
distintas proporciones.
La observación clínica china esta llena de
sutilezas biológicas y de precisiones sintomáticas que transforman el
diagnóstico en un episodio deslumbrante.
De este modo algo tan oscuro como las
causas de la corea de Huntington se muestran evidentes al análisis en Medicina
Tradicional China.
La razón
que explica esta degeneración cerebral se explica así:
1. La
atrofia cerebral específica es el resultado de una acción conjunta enzimática y
neuroendocrina desde médula suprarrenal en la que una desarmonía funcional
general produce más adrenalina que noradrenalina o lo hace de forma inapropiada
(Vacío de Yin).
2.
Esta disfunción actúa sobre todo el árbol vascular muy sensible a exceso
adrenalínico y específicamente en estos casos sobre el metabolismo enzimático
del hígado al que induce una determinada hiperactividad que vierte su
producción a la vena suprahepática que eleva su mensaje agresivo a cerebro (Viento
de Hígado que se eleva).
3.
Ahora bien, esta vía metabólica, muy común, ha sido matizada explicando que
establece su cadena patógena cuando la corteza suprarrenal expresa una pobre
actividad (Vacío de Yang de Riñón) y por consiguiente el individuo
produce tasas pobres de aldosterona, cortisol y corticoides sexuales lo que
induce una debilidad general que abre paso a la acción patógena final contra
cerebro.
4.
Finalmente, la observación clínica nos lega que el proceso degenerativo
cerebral se hace más activo en dos circunstancias:
a)
El exceso mucoso epitelial en cerebro.
b)
La anemia o preanemia establecida.
Se constituye, por tanto, un terreno
biológico complejo que debe ser claramente evaluado y certificado en sus
síntomas, signos y señales por todo terapeuta.
Los remedios son:
·
B-5 (para equilibrar el Yin
de Riñón).
·
B-4 (para repleccionar el Yang
de Riñón).
·
B-2 (para inhibir el Viento
de Hígado).
·
B-16 (para diluir el Estancamiento
de Mucosidades).
·
B-9 (para enriquecer la esencia
hepática decaída).
·
B-1000 (para nutrir el Qi cerebral).
Para este preparado se estudian:
- Radix
Poligoni Multiflori: Llena la energía
vital. Tonifica H. y R.L. Nutre la Sangre.
- Hierba
Artemisia Capillaris: Para diluir Humedad-Calor.
- Rx
Opiopogonis: Humedece el Pulmón.
Aclara el Calor de Pulmón. Nutre Estómago. Promueve la producción
de líquidos corporales.
-
Ginseng: Para vigorizar el Qi. Para vigorizar Bazo
y Pulmón. Para promover la producción de líquidos. Para calmar la mente y
mejorar la actividad mental.
-
Poligonati Rh: Para repleccionar el Yin.
Para Humedecer el Pulmón. Para vigorizar el Qi en el Hogar
Medio.
-
Cornu Cervi: Para tonificar el Yang de
Riñón. Para repleccionar la esencia vital y la sangre. Para fortalecer
huesos y músculos.
- Rh
Alismatis: Para producir diuresis. Para
remover Humedad. Para eliminar Calor.
-
Canela: Para estimular el Yang y Yang de Riñón.
Diluye el frío y el dolor. Para deficiencia de Qi y Vacío de Sangre.
-
Pueraria Rx: Para expeler lo malo de los
músculos. Para el síndrome exterior con fiebre, cefalea, rigidez de espalda.
Para promover líquidos y aliviar la sed. Para ascender la energía del Bazo.
Es evidente que el manejo de seis
preparados, es, en la práctica, difícil o inviable. Se impone, por tanto, una
reducción que sintetice el efecto sin merma de su potencial. Para ello aprovechamos
la fácil sinergia de B-5, B-2 y B-16 junto
con B-1000.
Repetimos
en una próxima cura la misma técnica con B-4 y B-9 y mantenemos la B-1000
como acción complementaria.
Debemos recuperar mucho de la medicina ancestral, que la industrializacion y la vida moderna, ha olvidado a la naturaleza.
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